Wednesday, May 6, 2015

"Don Jon: Porn is Cheaper than Dating"/ El hombre / Un Hombre.

     

     Comencemos por relatar la historia de Jon Martello (Interpretado por Joseph Gordon-Levitt), personaje principal del Film “Don Jon” estrenada a finales de 2013 en estados unidos. Jon, o “Don Jon” (como le llaman sus amigos) es un típico sujeto atrapado en la dialéctica del deseo. Realiza una serie muy meticulosa de rituales en su semana, las cuales son “las que le importan”: Ir al gimnasio (Su cuerpo), su departamento (Su nido), su auto (Su transporte), su familia (Su sostén de goce), su iglesia (el perdón del Otro), sus muchachos (Amigos), sus chicas (sus juguetes), y su porno (El agotamiento de su deseo). Más allá de estar atrapado en la dialéctica del deseo, podemos adelantar en decir que se encuentra atrapado en la mirada estética de lo que supone como “propio para desear”.

     Jon, no es tan típico como parece, de hecho, es un sujeto bastante singular si se revisa su historia con una lectura distante de la moral y más cercana a la ética de un sujeto. Se puede presumir que es enteramente narcisista, pues su mundo a simple vista gira en torno a él: Su cuerpo, departamento, carro, familia, iglesia, muchachos, chicas para ligar y sobre todo su porno; Sin embargo ¿Realmente es un sujeto narcisista? ¿Cuántas cosas realmente hace por sí mismo?  Sabemos que la tarjeta de presentación del neurótico es creérsela. Es creerse que sus actos por ejemplo, son sostenidos por “su único deseo” y que más nadie interviene en eso, además de por supuesto creérsela como “el falo de mamá” o “El todopoderoso de su Deseo”. Desde el vamos nos podemos preguntar entonces ¿Qué sentido tiene todo el ritual de Jon si el otro no está presente haciendo de Otro?

     Por otra parte, y aproximándonos de a poco al tema del deseo, notamos en Jon una cuestión que apuesta por su subjetividad, pues bien sabemos que los significantes engañan, y que lo único que no engaña es la angustia, y esta revela lo subjetivo en tanto se aproxima a una lectura sobre el deseo. Esto en los temas freudianos podemos sostenerlo diciendo que las representaciones engañan y que lo único que no engaña es el afecto, por decirlo de una manera, es decir, los móviles de un sujeto. Ahora bien, ¿Dónde aparece la angustia de Jon? Su angustia muy retóricamente aparece en cualquier parte de sus rituales donde involucra al Otro, a su mirada, al cuerpo del otro, el perdón del Otro, el compartir del otro, o al Otro en la escena sexual ideal, en todo esto es donde podemos comenzar a leer que el sentido del narcisismo de Jon está mientras el Otro a modo de espejo presta su mirada, o presta “aquello” escopico de la pulsión al otro semejante. Sin ello, en Jon no hay deseo, aunque en definitiva, Jon no apuesta por su deseo. Porque es precisamente por el paso de la demanda del Otro, cuando Jon cree que realmente desea algo, y para esto basta con ver la escena del almuerzo en casa de su familia cuando la madre arma un escándalo por no ser abuela, el padre “perversea” con buen semblante de “desafiante y todopoderoso”, y vemos en la TV de la casa familiar, propagandas de lo más cachondas en un almuerzo. Basta comparar esto, con la vida hipersexual (Tapa-agujero) que se presenta como  cumplimiento de demanda en esa “novela familiar”, veamos esa rutina: Jon sale los viernes, liga con alguna chica (En presencia de sus amigos para que le vean hacerlo), para luego consumar un acto sexual a lo “Mete-saca” (Como decía Alexander deLarge en la Naranja Mecánica) que se caracteriza por no sentir ninguna satisfacción o conexión con su compañera, e intenta satisfacer aquello que en el cuerpo no se posibilita a través de la pornografía para así masturbarse. Allí, si relata un placer que trasciende al acto sexual material y lo justifica a plenitud comparando el idealismo pornográfico con el desencuentro de la relación sexual “Normalizada”. Posteriormente a esto, llega el día domingo donde se confiesa incesantemente sobre sus pecados (siempre destaca ver pornografía, masturbarse y tener una sexualidad promiscua) y el padre le propina como “penitencia” unos “10 padres nuestros” en promedio.

     De esta escena particular y tan repetitiva (Como toda cuestión pulsional en su circuito de doble demanda) primeramente nos fijaremos en el tema de la pornografía, distinguiéndola del erotismo, lo cual nos dará apertura al campo del goce y el deseo subjetivo de Jon.


     La pornografía en su sentido etimológico viene a significar “La historia de una prostituta”, significado que va en cierta medida aunado al relato del erotismo. Sin embargo, en la actualidad podemos denotar que la pornografía esta distante de ser un relato de carácter erótico, pues lo erótico implica una forma apasionada de amor, donde se articula la sensualidad, y la sexualidad vehiculizada en la picardía sobre el objeto o sujeto (es decir, como lo previo al deseo, ergo, cuestión que produce o hace llamado al mismo) bien sea en imágenes, palabras o cosas. Esto lo diferenciamos de la significación que materialmente muestra la pornografía en el internet. Lo que vemos en las cadenas pornográficas americanas como: Brazzers, Naughty America u otros. Rebasa el campo del sentido, en tanto podemos colocar el sentido (no en el término analítico) del lado del erotismo, y el sin-sentido del lado de lo pornográfico. Es decir, en lo pornográfico actualmente el campo carnal es intensamente directivo, no hay un juego previo, no hay escena erótica, solo se presentan 2 cuerpos maximizados en el campo imaginario demostrando que el alcance de los ideales es un soporte mortificante del deseo subjetivo, no hay juegos de significantes (sentido subjetivo) del lado erótico que den producción a una suerte de deseo, simplemente hay una suerte de juego carnal directivo que no revelan la producción de un deseo, sino por el contrario una suerte de excitación identificatoria en el cumplimiento del deseo del otro, y esto es bastante distante de un deseo propio (Si es que eso existe). Es decir, en la escena pornográfica lo excitante es sentir que al identificarse con el actor o actriz porno se cumple un deseo del cual no conocemos su origen, y esto no es solo una suerte de discurso amo e histérico. Esto apunta como afirma Slavoj Zizek a una suerte de arte perverso, no porque brinde algo que se desea, sino porque indica que es lo que debe desearse: Quedarse atrapado en el universo imaginario de los tamaños, los gritos salvajes, las figuras estéticamente voluptuosas o cinceladas para encajar en cualquier mirada, entre otros. Y esto a riesgo de la nada, pues nada se apuesta, nada está puesto en juego sobre el sujeto mismo,  no existe riesgo de perder algo en recorrer los laberintos del amor, estamos entonces ante el universo masturbatorio infantil. En este sentido, para Jon, como para muchos neuróticos “El porno es más barato que tener una cita”.


     En este sentido, no es errado hacer la afirmación de que el empuje al goce, comandado por este tipo de discurso de amo que encarna al Otro, es inclusive más represivo que la prohibición al goce, y esto es preciso señalarlo cuando se advierte un cambio en las normas o en otras palabras, cuando vemos que la ley del padre ya no es lo que era antes, y que los aparatos ideológicos haciendo semblante de ello han configurado a diestra y siniestra. Por no presumir de una década específica, hacía varios años un chico o chica tendría cierto temor de hacer alguna enunciación publica de su deseo por alguna censura en el orden social que encarnaba la ley paterna, pero esta  prohibición más allá de extinguir el deseo (como era de esperarse) lo que hacía era relanzarlo, darle un impulso para su cumplimiento. Actualmente el empuje al goce mismo (No dar cuenta de alguna de prohibición) es aún más catastrófico, pues no permite al sujeto la enunciación de un deseo propio siquiera, sino que se ve tentado a cumplir la única oferta de goce disponible por medio de un señuelo imaginario que le hace ilusoriamente suponer esa oferta como el cumplimiento de un deseo que “cree” suyo. Aquí se encuentra la trampa de la pornografía, en tanto como uno de los tantos efectos de los aparatos ideológicos. El sujeto al ver pornografía, cree que satisface alguna suerte de deseo que confunde con la excitación (que esta tampoco está en el orden del erotismo), se identifica como ya se hizo mención con alguno de los personajes, mediante la carga de excitación específica realza su goce masturbatorio y ya no se ve en la apuesta castratoria de poner algo en juego de si, pues el vínculo con lo virtual representa una nueva relación objetal, con un objeto mudo y a su vez representativo de la Otredad. Esto es inclusive más represivo, pues, se suspende el vínculo con el objeto humano y se limita al vínculo virtual con la máquina, reduciendo al sujeto y su deseo a un simple acoso de fantasias. Tal como ocurre cuando hablamos por las plataformas Whatsapp o Pin, o redes sociales como Facebook, Twitter, u otros. La calidad de conversación viene dada por el componente virtual y lo que se resta del imaginario: Porque se ven fotos de la chica o el chico donde hace promoción de su cuerpo, porque sabemos que piensa con leer algún status, se puede “pensar mejor” lo que se va a decir, aunque si se escribe y el otro no responde, hay más opciones, es decir, no hay apuesta de nada. Siempre se gana. ¿Y esta no es precisamente la mayor pérdida?, perdida para lo que realmente vale del hombre: Su subjetividad y su relación al deseo. Como no hay un otro concreto al cual desear, como “el todo psíquico” se reduce a lo virtual, como el todo es objeto y objetos hay muchos, ¡carpe diem!  Esto nada tiene que ver con la egopsychology. Por ahora, pensemos que esto tapona lo real del sujeto que se encuentra del lado de la soledad, donde reposa el ser como sentencia heiddeger, y que este ser, representativo de lo real, de lo innombrable y del deseo, no está sujeto al significante, esto es lo angustiante del ser, no del existir, es indescifrable y si se descifra es con un bordeo del trabajo subjetivo mismo sostenido en el análisis, de lo contrario, sigue existiendo, y como sabemos, la existencia viene dada por el lugar que hace existir al sujeto por las vías del deseo del otro. En este sentido, Jon, como sujeto neurótico “existe”, pero no es-un-ser.

     Jon existe, pues su existencia está marcada por la demanda del Otro, una demanda en el orden de lo ideal (como la pornografía que observa), en el orden sexual (como cuando su madre a modo de queja insiste por una relación estable y conocer una chica, o por cuando le llora demandando que quiere ser abuela), en el orden de su lugar como hombre (cuando el padre le critica como a un niño y este se molesta o cuando sus conquistan tienen valor siempre y cuando sus amigos se enteran) Jon, entonces, existe para el Otro. Lo cual nos lleva a repetir la pregunta del inicio ¿Es realmente Jon un sujeto narcisista? ¿O es un simple esclavo de la demanda del otro? Lo curioso de este personaje es que realmente nunca se interroga por su deseo a lo largo del film, hasta que brevemente lo descubre.

     Existe un ligero Switch en el film. Jon conoce a Bárbara (y forman así la pareja histérico/histérica) tan dispar e imaginaria. Bárbara, a partir de su deseo de cambiar gradualmente a Jon le influencia a dar comienzo en ciertos estudios nocturnos para sugerir tomar otro orden de experticia, a partir de allí conoce a Esther, quien encarna aquella mujer solitaria y a primera vista con actitudes que generan lastima y repudio en Jon (No es de gratis que sean los afectos que conseguía en su madre). Por otro lado, ocurre la escena esperada con Bárbara para saber qué sentido cobra Esther como mujer en Jon: Después de tener relaciones sexuales con Barbara, siente como de costumbre que no hay algo que lo llene más que ver pornografía (Lo “llena” lo imaginario, en el orden de la demanda y se pierde, se “desconecta” en ello). Como era de esperarse y por ser parte de una comedia, Barbara le descubre y arma en base a ello el buen escandalo histérico que revela que su malestar no viene dado por el que el observe pornografía, sino que ante dicho acto, ella se siente como que “no es suficiente” en el deseo de Jon, pero si tan solo ella supiese que no es por su suficiencia, sino por el problema del deseo de Jon, aunque, ella como todo neurótico “sabe” de los problemas del deseo, solo que los ignora.




     A partir de allí, la relación toma un rumbo de picada hasta que ambos dejan de hablarse, se separan, y comienza el otro camino de Jon, cuando brevemente pasa por su duelo o herida narcisista, comienza a aproximarse a un deslizamiento de su lugar sobre si, enfrenta de a momentos a su familia, comienza a tener un muy mal humor que lo refleja en sus amigos, ya no escucha música para gritarla, le molesta el trafico al punto que le quiebra el vidrio de un puñetazo a un vehículo, pues como todo cambio que se observa, es paulatino y se refleja en ello su Insatisfacción, ya no goza igual de su síntoma. Sucede que aquí hay un doble juego, por una parte comienza a ayudar o tomar noción de la existencia de Esther, pero no con el fin de conocerla, sino con el fin repetitivo que como se muestra, va de follarla, se consuma el acto, como buen seductor, pero Esther tiene algo que despierta en Jon algo más que el capricho de la pornografía. A partir de pequeñas conversaciones, Esther logra hacer “conexión” entre Jon y su propio deseo, esto lo vemos cuando Esther está en su vehículo con Jon y le interroga si él se masturba solo cuando ve pornografía (Pregunta que apunta hacia la producción del deseo y no la mera satisfacción) cuando le desafía afirmando que el porno es irreal, o cuando Jon le dice que el “porno le desconecta” y Esther le dice que es un viaje completo el conectarse con el otro, que hay que dar algo de si para ello. Esto lo podemos relacionar con la ocurrencia de la función analítica, el analista interroga al analizante sobre su deseo y de tal manera este va descubriendo y cambiando el goce por el saber, y este es un saber, que paradójicamente no sabe que realmente lo sabía. Luego de esto, Jon la busca de nuevo, pero no para follar, la busca para seguir hablando. Este pasaje que persigue la labor analítica del goce al saber, es lo que se articula en la filosofía de Heidegger como pasar de Existir a Ser, movilizarse del lugar que habita el significante sobre el sujeto.

     Con ciertas preguntas, y ocupando un lugar particular (y sino pedagógico) Esther no solo va haciendo que Jon se desligue del lugar imaginario del porno, sino que también le permite irse desligando poco a poco de su vida tapa-agujeros. Donde solo vivía para completar las demandas del Otro. Y aunque con cierto grado de repetición y aun gozando de varios beneficios del neurótico, su final se aproxima cuando finalmente puede renunciar a Bárbara como aquel ideal de mujer al que una vez sucumbió (Esta escena es particularmente exquisita, Bárbara y Jon se encuentran en un café para conversar, Bárbara espera que Jon le diga que desea volver con ella, para así y con su típica sintonía histérica negarse y seguir siendo deseada, su sorpresa es que Jon simplemente iba con la intención poco simple de admitir sus fallas, aceptarlas y tomar su retirada ya que su deseo re-surge y comienza a estar con Esther), mostrando así, que su apuesta, su deseo, va por conectarse con aquella persona que le hace sentir algo que está más allá de la pornografía y la demanda, y más cercano desde su deseo, el cual, nunca llego a decir del todo, pero que todos nosotros hemos leído, sin ninguna retorica en este caso, se lee con precisión en la escena en que Jon va al Gym a hacer su rutina de ejercicios y esta vez decide comenzar a compartir y competir con el otro masculino desde un lugar no sexualizado, un lugar más sano, comienza a jugar basketball, asimismo ocurre cuando Jon está en casa de Esther, se desnudan y se siente la conexión en escena entre ellos 2, por ultimo esta otra escena particular donde Jon contempla a Esther sin maquillaje y eso ya habla bastante de moverse de ese lugar del imaginario y lo estetico. Y aquí es justamente cuando vemos que el dating es más caro que el porno, que el porno da muchas cosas inútiles, y el dating da poco, pero eso poco que da, cuanto que es.


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Manuel Alessandro Magnante
"Don Jon: Porn is cheaper than dating"
[Ensayo presentado en el 1er ciclo de Cine de Orientación Psicoanalitica / Cineanalisis
Grupo Psicoanalitico Carabobo
Octubre 2014

Video e imagenes:
DON JON [2014]