Thursday, June 11, 2015

¿Hacer ley es un deseo genuino?



"El peligro del pasado era que los hombres fueran esclavos. Pero el peligro del futuro es que los hombres se conviertan en robots"
Erich Fromm

“¿No es criar y disciplinar a un animal que pueda hacer promesas la paradójica tarea que se ha impuesto la naturaleza respecto al hombre?”
Friedrich Nietzsche



     Joel Kinnaman interpreta a Alex Murphy, un padre de familia y policía que hace todo lo posible para reducir o en su defecto hacer un intento de detener el índice de criminalidad en la ciudad de Detroit. Murphy junto con su compañero Jack Lewis esta tras la pista de Antoine Vallon, jefe de una de las más peligrosas pandillas de la ciudad, quien ejerce cierta influencia dentro del departamento de policías para el cual trabaja Murphy a través  del contrabando de armas de alto calibre e incluso de usos militares, asimismo, Vallon se encarga típicamente como todo jefe de mafia de películas Hollywoodenses, de la producción, distribución y venta de drogas. Vallon, es un tipo del que literalmente todos los policías saben de su paradero, sus influencias y sus actos, pero a su vez ninguno se atreve a asumir un acto para detenerlo, pues supondría un riesgo. Ningún policía sostiene acto alguno, salvo Murphy, y esto le propina durante el avance de la trama un intento de homicidio. 


     Sucede que este intento de homicidio fue ordenado por Vallon a unos oficiales del departamento de policías, quienes al suponer un acercamiento de Murphy al descubrimiento de varios delitos ocasionados por ellos, deciden plantarle una “Bomba” en su automóvil. La detonación le procura quemaduras de tercer grado en más del 80% de su cuerpo, daños severos en sus órganos y la perdida de varias extremidades, su única manera de “salvarlo” es convirtiéndolo en una máquina, idea creada para fines políticos y de lucro por Raymond Sellars, director general de Omnicorp, este propone (por no decir que obliga) a la esposa de Murphy, como única opción, el consentimiento para convertirlo en un robot que serviría de mostración al campo social como uno de los proyectos más “avanzados y seguros” de “hacer ley y justicia”. 




     Y así, sucede que al cabo de varios meses Murphy es convertido en Robocop. Su primera reacción al despertar es relativa a la experimentación de la angustia. Se ve literalmente castrado y reducido a ser materialmente una máquina, solo “siente” que su única propiedad es su psiquismo, sus recuerdos, sueños y fantasías. Cuestiones que lo dividen como sujeto entre los objetivos que ordenan desde “La máquina” y si mismo. Entre el deseo del Otro (Desde el sistema que le comanda, en este caso Omnicorp) y desde su Subjetividad (Un deseo de hacer justicia de sí mismo, la cual se produce a partir de su historicidad). A partir de aquí, comenzamos a notar en un sentido simbólico la particularidad y semejanza aliterada entre varios significantes: Omnicorp y todo su sistema vienen a ser una metáfora de lo que adviene como la aparición del Otro Lacaniano, Murphy es típicamente el sujeto Lacaniano, y Robocop es la maquina en la que por medio de Omnicorp y la contingencia del ejercicio policial han convertido a Murphy. Es decir, Robocop es el móvil mediante el cual Omnicorp hace de Murphy una maquina a su servicio de lo que ellos consideran el “Hacer ley” (Cuestión que irónicamente apunta a fines políticos y económicos). 

     Desde la vertiente Freudiana (La cual no es nada distante de la Lacaniana) podemos valernos de su segunda tópica y afirmar que los personajes ocupan un lugar dinámico de las instancias psíquicas: Podemos ubicar Omnicorp como el típico perverso Super-yo que impera goce sobre el sujeto y opera los malestares ilusorios sobre el Yo, este Yo estaría ocupado por Robocop, es decir, una formación mediadora entre lo que el sujeto desea (Sujeto del Inconsciente) y lo que se le divide por Orden y límite del Otro, en este caso del Super-yo. Por último, el ello, viene a estar ocupado en el lugar de Alex Murphy, un hombre con un deseo de hacer justicia desde su particularidad histórica, a saber, de su fantasma. En resumen, Omnicorp (Sistema metafórico del Súper-yo), Robocop (El Yo) y Alex Murphy (Una formación parcialmente metafórica del Ello). Entre todo esto, existen posibles lecturas, por ahora nos inclinaremos a señalar una cuestión: A Alex Murphy se le ha salvado la vida convirtiéndolo en Robocop, a cambio de ello, es menester que este padezca del Otro que le ha salvado. Pero hay algo que se omite de ello y que da apertura en este caso al sujeto deseante: dentro de la máquina todavía hay un hombre, y él está en busca de justicia. 




     De esta manera, la historia del  Film de “Robocop” nos sirve como una expresión metafórica de lo que viene a simbolizar la maquina en tanto podemos decir que esta es un objeto fabricado por el deseo del Otro que se articula con el deseo subjetivo a través de la trampa de la demanda, pero pese a articularse, a conseguir brevemente un punto de encuentro, no se enlazan, por el contrario, se genera un malestar que revela la división del sujeto, y sobre ello, existen medidas tanto del Otro, como de sí mismo. Tal medida aparece en la escena en que Murphy (Ya en la hojalata de Robocop) comienza a recordar los sucesos de su intento de homicidio, a interrogarse sobre sí mismo y sobre su deseo, sobre su familia también. Al interrogarse consigue pistas sobre el crimen sobre si, estas son pistas que se relacionan íntimamente con actividades irregulares del departamento de policías, tales como la pérdida de armamentos en el departamento de evidencias. Murphy se vale del sistema incorporado de datos de Robocop y descubre que los sujetos que sostienen el acto corrupto en el departamento de policías son aquellos mismos que realizaron el intento de homicidio, y que a su vez están respaldados no solo por Vallon, sino por Karen Dean, jefa del departamento. Esto hace que el sujeto se asuma en una medida de represalia que evidencia la corrupción e ineficiencia del mismo departamento, cuestión que provoca que los administradores de Omnicorp (al vigilar los actos que hace Murphy a través de la maquina) decidan “apagar la maquina” de inmediato para así dejar este caso como “inconcluso”. 


     Lo que sigue es una escena particular: Con el fin de suprimir enteramente los recuerdos que impulsan a Murphy a hacer Justicia y cuidar de si, Omnicorp decide intervenirlo mediante una neurocirugía, reduciendo los niveles de dopamina, serotonina y varios neurotransmisores para así, reducir al sujeto al estatuto mínimo de una máquina que enteramente está dispuesta al servicio del Otro, maquillado como  un Otro incorrupto y deidoso. Esto es típicamente un significante que se evidencia en la escena institucional donde se interviene al sujeto mediante la medicación, la farmacología y la ciencia médica, omitiendo la primacía del psiquismo (O como bien sabemos, cuando se refiere al psiquismo el mejor medio para eliminar al sujeto de sí mismo es a través de la ideología, cuestión que el orden político conoce muy bien). Cuestión apropósito bastante simbólica e interesante del Otro hacer de su deseo en la Inter/in/vención sobre el sujeto que se padece. Sin embargo, más adelante se muestra lo esperado como siempre: Dicha operación fracasa sin una explicación aparentemente lógica. A través de ciertas Re-presentaciones  se re-producen recuerdos en Murphy y “se disparan” de manera “exagerada” sus neurotransmisores, cuestión que demuestra la primacía del psiquismo sobre lo biológico y el arte de los afectos, sobre los engaños. A partir de allí, Murphy nuevamente como sujeto deseante se sostiene en su acto de hacer justicia sobre si, y esto va en contra de todo el sistema y la “normalización” que habían hecho sobre él. Claramente, esto trae problemas sobre Omnicorp y este Otro, comienza a ser un Otro no tan deidoso y por el contrario, mortalizado, quizás demasiado humano y desfallecido entre su semblante fálico. Esta modalidad política se declina entonces en la medida que Murphy aun siendo salvado por el Otro, le rechaza y se cuida de si, separándose de órdenes ajenas a si, y revelando en su acto de cierta manera revolucionario que la ley es un producto del deseo del cada quien, y que la ley, ya no es “lo que era antes”, sino un salvaguardado del narcisismo del Amo. 




     De esta manera se puede leer con cautela la división entre una Justicia Moral (Inscrita por el Otro) y la Justicia Ética (Dada por el sujeto). La justicia moral es la que va maquinizada haciéndole creer al sujeto que es del orden de su deseo (Mayormente hecho de Otredad) como lo señala Gary Oldman interpretando a Dennet Norton: “Cuando la maquina está andando manda señales al cerebro de Alex Murphy haciéndole creer que está en control, pero no lo está, es la ilusión de la libre voluntad”. Mientras que en la Justicia Ética se vale de la separación del significante como engaño del Otro, y allí se hace la producción del sujeto ante el vacío de la cosa que queda sin significante, es decir, a partir del encuentro con un real, con su esencia, no con su existencia. Podríamos decir que pasa del Mucho ruido y poco ser, al Silencio y saber del Ser. Esto nos abre una pregunta crucial sobre el acontecer social y el lugar del sujeto que “desea hacer ley” bien sea en el ejército, un cuerpo policial u otras masas artificiales que sostienen el crimen como lo más humano y menos notorio de su proceder.


¿El sujeto desea hacer ley, o se le hace creer que la desea? 


     Esta es la pregunta fundamental del presente trabajo. Interrogar el lugar desde el que un sujeto desea hacer ley, sea cual sea la modalidad y articular desde el punto contingente de su historicidad cual es el móvil que le impulsa, cuestión que es de un proceder más útil y oportuno, pues revela la esencia de su deseo, es decir, allí puede existir la verdad o la farsa de su deseo y esto ya habla bastante de un sostén ético de sí mismo, cosa que escapa de la clínica de la mirada, aquella que comporta un sinfín de pruebas psicológicas con un límite muy marcado y poco admitido durante más de 50 años en ejercicio en nuestra sociedad, que por el hecho de renovarse en nuevas presentaciones no ha dejado de ser un mismo producto: Clínica de la mirada, del no arriesgar o poner en acto algo de orden terapéutico o analítico, y esto es ya de origen psicológico. De poca utilidad es interrogar un crimen o los móviles del crimen en un civil, si no hay garantía de la ética o del comité ético en un cuerpo policial, tal como se revela en “Robocop”. De lo contrario nos posicionamos en la misma situación de mal-estar generada por Omnicorp en el Film, la cual en una modificación a vida real, podríamos irónicamente llamar “Zombiecorp”. Es decir, estar presente ante la producción no de oficiales policiales, militares, activistas políticos, abogados, y cualquier otra disciplina que revele un estudio sobre el hombre, sino estar produciendo sin notoria importancia Zombies Maquinizados que juegan esos roles, dirigido por un orden ideológico comandado desde un Amo, que a partir de metáfora y metonimia del significante engaña en su demanda y perversamente no ofrece “lo que se desea por el bien social” sino que dice que se debe desear por el bien social, es decir, responde una demanda, con otra demanda, haciendo creer al receptor que en esa demanda se responde su deseo. 


     Tal es el caso que se ha vivido en la ciudad de Valencia, a través de los diversos actos realizados por la Policía de Carabobo como un fin para “neutralizar” a través de la violencia un estado protestante sobre un orden político con su correspondiente y conveniente ideología, o los casos que vemos en el ejército donde se asimilan sujetos con móviles perversos para omitir antecedentes penales, o como una manera dentro de “la ley” de ejercer sus “pequeños crímenes”. Esto apertura otra serie de interrogantes: ¿Qué impulsa a un sujeto a maquinizarse en su uniforme y hacer la ley del Otro? ¿Tiene que ver la Ley del Otro con el Acto de Justicia? De ser así: ¿No hay entonces un margen de corrupción dentro de la misma postulación de la ley? ¿El acto corrupto se corresponde a la traición de qué deseo? Estas preguntas marcan un límite que las pruebas psicométricas no pueden medir y que los actos pragmáticos temen alcanzar, pues invitan a tomar la práctica clínica y la psicología con cierto riesgo de alejarse de ilusiones morales y de engaños en sí mismo. Lacan decía que atravesar un análisis implica quitarse el pellejo, yo afirmo la sentencia Lacaniana y sostengo que abordar éticamente la práctica del análisis e invitando a la psicología a ello implica analizarse a sí mismo sobre nuestro deseo y esto, apunta  a quitarse un pellejo que está en cada mascara. A su vez, estas preguntas apuntan a un vacío del orden de lo real que “desmecha” los significantes y que parcialmente muestran en un bordeo que la relación de la ley y la justicia, dividida entre el Sujeto y el Otro es un objeto menester de investigación si se pretende realmente asumir un acto en vista del porvenir de un sujeto, de una cultura, o de una civilización como cuestiona Freud en “El porvenir de una Ilusión”






     Y esto no es algo extraño, no es algo novedoso formular una propuesta que se estructura en base a la interrogación de sí mismo. Desde Nietzsche, Foucault, y Heiddeger entre tantos filósofos de la Europa victoriana y la Europa de los 50´ podemos apreciar que la interrogación de sí mismo es el comienzo de un acto no-religado. En “La genealogía de la Moral” Nietzsche nos advierte sobre el espíritu altruista con los fines más pulcros y morales, esto lo sostiene a través de un amplio cuestionamiento del cristianismo y las clases políticas sobre sus actos nobles como un fin de prestigio, de operación psicológica y de influencia sobre los demás para mantener una posición de Amo. De hecho, afirma de manera contundente que el espíritu moralista, aquel que procura la ley o el bien por el otro en su contagio y exacerbación, es en sí mismo la amenaza misma del mal-estar en muchos, pues como buen sujeto que advierte sobre el descubrimiento de sus males, procura la idea de bondad, para que los males que ha realizado, no le sean realizables sobre si y así, poder extender la concatenación de sus actos. Cito: 



“El juicio de bondad no lo emiten aquellos a quienes se les dispensa la bondad. Por el contrario, fueron los propios buenos, esto es, los nobles, los poderosos, los fuertes, los individuos de posición y de sentimientos elevados quienes se vieron y se valoraron a sí mismos y a sus actos como buenos, es decir, como algo de rango superior, frente a todo lo bajo, servil, vulgar y plebeyo (…) Pretender que el fuerte no quiera dominar, someter o apoderarse de algo, que no ansié enemigos, resistencias y victorias, resulta tan absurdo como pretender que el débil se muestre fuerte”

     Por ello, la relación Amo/Esclavo de la cual Hegel fue precursor es también un punto a interrogar sobre la elección de este ejercicio en un sujeto. Es decir, nos permite abrir la interrogante sobre: ¿Cuál deseo esta? ¿El deseo del Otro sobre el deseo del sujeto? Por supuesto, el deseo es lo menos natural y se constituye desde otro lugar. 




     Muchas de las escenas que se han presenciado en Venezuela en los dos polos de la masa se pueden expresar a través del film que hemos analizado en un comienzo, y las preguntas formuladas en torno al deseo del sujeto hemos de revelar que poseen un carácter irónico, retorico y a su vez subversivo. Y solo pueden ser co-respondidas bajo el trabajo analítico del cada quien, que hoy por hoy demuestra que el lugar del zombie maquinizado corresponde al estatuto del vínculo social, y que el interrogarlo, es el comienzo de la respuesta de su mismo mal-estar, no solo en el lugar de la producción del crimen, sino en el sostén mismo de ese lugar de producción. 


     ¿Por qué el análisis? Es una pregunta que muchos hemos de respondernos subjetivamente, más aun cuando somos pseudoactivistas o pragmáticos, y no precisamente por elección. Esta pregunta pulveriza la afirmación Marxista: “Los filósofos se han limitado a comprender el mundo; de lo que se trata es de cambiarlo” (De su tesis XI). Tal vez, como dice Slavoj Zizek: “Tal vez en el siglo XX hemos tratado muy rápidamente de cambiar el mundo, es tiempo de interpretarlo de nuevo, de comenzar a pensar”. Pues esta forma de amar el saber a través de la pregunta quizás no pueda brindar todas las respuestas, pero puede hacer algo un poco más importante. Tan importante como dar respuesta, y esto es una condición básica para ello, tal vez la única condición para ello, es formularnos la pregunta correcta. Zizek de nuevo afirma: No solamente hay respuestas incorrectas, también existen las preguntas incorrectas. Hay preguntas que refieren a un determinado problema real, pero la manera en que se formulan, efectivamente confunden, mistifican y ofuscan el problema



     Es un fenómeno harto interesante, la pregunta no se realiza hacia el interior, sino que se problematiza a modo de respuesta en lo exterior, como leí hace poco por redes sociales: “El hombre ha descubierto otros planetas y muchos fenómenos fuera de él, pero curiosamente no ha conocido realmente las profundidades del mar de su propio planeta, aquel que habita”. Es una cita que bastantes invitaciones permite al psicoanálisis y sus practicantes hacia el campo institucional y el social. 


     Así que, ¿Cuáles eran nuestras preguntas con respecto al desear hacer Ley? 

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Manuel Alessandro Magnante
[Abril, 2014]
"Lo Robotizado del Deseo"
Escrito presentado en la jornada de Psicoanalisis & Criminologia del Grupo Psicoanalitico Carabobo en el auditorio de la Universidad Arturo Michelena. 


“Poco importa que dios haya muerto, pues el hombre levanta ahora otros altares”
Dolores Castillo Mirrat

Quienes tenemos conocimiento, nos desconocemos a nosotros mismos, lo cual tiene una buena base: Que nunca nos hemos buscado”

Friedrich Nietzsche

 




Tuesday, June 2, 2015

Devolver el mensaje Invertido / Humor y Técnica Psicoanalítica.

Nombrar la agudeza de la técnica psicoanalítica resulta decir en resumidas cuentas que la división subjetiva es un efecto, y como efecto radica en una causa: Devolver al sujeto su discurso como un mensaje invertido -interpretación mediante- de aquello sobre lo cual no quiere saber en pro de seguir gozando en cualquier escena posible -incluida por supuesto la  escena analítica-.

Ya nos lo decía el maestro Francés en una célebre del seminario XX: "Lo inconsciente es que el sujeto hablando goza (...) y no quiere saber nada de ello" ; o el maestro Vienés en "Recuerdo, repetición y elaboración" también afirmará: "Todo lo que el sujeto no accede a recordar por la vía de la palabra, lo recuerda (sin saber) en los actos cotidianos" ergo, el sujeto no solo no se quiere hacer responsable de su goce, porque eso equivale a perderlo a cambio de un saber, sino que también miente y como buen infante en cuerpo de adulto "lo hace sin querer" por la vía del significante, esta es una razón fundamental por la que Freud afirmará al comienzo de su obra: "Ya no creo en mis histéricas", máxima aún para cualquier analista no saber absolutamente nada en lo que respecta a la palabra, esta es si se observa, la enseñanza que nos arroja el estudio de la transferencia, nunca se nos habla por lo que somos, aunque debemos saber quienes somos y desde que lugar para hablarle -con palabra o con silencio- al analizante.

La oferta del psicoanálisis es realizar una labor de pensar(se) con respecto al goce y responsabilizar al sujeto del mismo; Es decir, para el psicoanálisis no existe una categoría donde Victima o Victimario son posiciones absolutas del azar, por el contrario, esos son lugares que ocupan cada cómplice de un goce ,"Eso eres tu" dirá Lacan más adelante en el mismo seminario XX.

¿Y qué significa eso de un mensaje invertido? ¿Es acaso decirle al neurótico que miente con su síntoma? paradojicamente el neurótico miente con su síntoma para enunciar una verdad sobre el deseo, más adelante también afirmará Lacan hacia el final de su obra, que lo real del síntoma es que hay un saber sobre el sujeto que da una orientación hacía el sinthome, es decir, aquello que lo anuda en tanto se sirve del Otro para prescindir de el, y así emerger un sujeto deseante, es decir, un sujeto con falta-en-ser (Muy contrario al discurso filosofico que encarna la promesa de un superhombre).

En resumidas cuentas, la ética del psicoanálisis es una poética sobre lo real, una forma de producir desde el desgarro con el Otro, una forma de pensarse separado de algo para poder comenzar a vivir una vida, que a la postre, tanto la palabra, el saber sobre lo inconsciente, o tanto incluso como todo lo que nos concierne a la subjetividad humana... Descubrimos que es un chiste, agudeza de la cual hoy el humor psicoanalítico nos sirve para ilustrar las elocuencias de la praxis. 


Manuel Alessandro Magnante
[Mayo, 2015]

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Humor:
El Pequeño Lacancito Ilustrado


Monday, June 1, 2015

La Magia de la Psicosintesis / Pregunta

Saludos Manuel.

     En esta oportunidad escribo por una pregunta que me ha resonado: ¿Cuando el saber filosófico, existencialista y reflexivo pasó a servir al discurso histérico? es decir, ¿Qué se intenta enmascarar?

     Fijate, me viene a la mente como ejemplo el como una frase tan preciosamente confusa como "Amar es dar lo que no se tiene a alguien que no es"- Jacques Lacan, empezase a repetirse ecolalicamente en las redes sociales por practicantes o estudiantes que, de repente, se han terminado creyendo en el lugar de la autentica iluminación, y las repiten una y otra vez como si de verdad la hubieran entendido. Y no solo eso, sino que ya desde una serie de elaboraciones clínicas, pase a ser un burdo saber popular al más puro estilo de "más platon, menos prozac". 

Gracias de antemano.
Atte: P.B.

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¡Hola! 

     Si, en efecto es un asunto harto preocupante de lo cual merece el más sumo de los cuidados interrogar el lugar desde el cual un sujeto se apropia de una verdad (Aquí hago uso de ese término, opuesto al de saber, más adelante daré cuenta del porqué), puesto que tampoco me autorizo como un superior o como un amo del campo epistemico para restringir al uso de las palabras, de eso se encargan los que gustan de ese goce con sus títulos universitarios, pero eso es "Harina de otro costal". 

     Hay un escrito de Freud titulado "Los Caminos de la Terapia Psicoanalítica" (1918) en el cual concluye con "Ein witz" (un chiste) muy sutil: opone la técnica psicoanalítica, de la práctica del profano que realiza "Psicosintesis" (La cual hoy en día se le podría cómodamente llamar "Autoayuda"). 

     Desde este lugar hago lectura de tu pregunta y de lo que ejemplificas. Ademas, ocupar ese lugar equivale a concluir la clínica de lo real y del goce, como una clínica universalizable, tal  cual discurso científico o religioso, es decir, aplico para uno y entonces, resulta aplicable para todos, lo cual es un imposible, porque la clínica de lo real es precisamente algo que "no concluye". La clínica psicoanalítica nos demuestra que la praxis es del caso por caso: Unos hermanos gemelos, que viven en el mismo barrio, en la misma casa, y con sus mismos padres, padecen un mismo cáncer, reciben el mismo tratamiento, durante el mismo tiempo, y al mismo trato, uno fallece, y el otro "se salva". ¿Porque? Esta es una pregunta que no corresponde a la certeza de una cita, o de un manual, sino, a la experiencia subjetiva del cada quien, que goza de una manera particular, y esto ya es crudo decirlo. 

     Un ejemplo que también hago mucho durante clases o conversatorios es el siguiente: Una paciente por contingencias de su goce, "queda" embarazada, viene al analista y le dice que no sabe que hacer -demanda mediante-  le pide de forma preguntona que le diga qué debe hacer, ¿Que haría un sujeto ocupando el lugar del analista? o para ser más precisos ¿Cual es la diferencia ética entre un practicante que ha pasado por un análisis y uno que no ha pasado por un análisis?  lo que he notado durante las enseñanzas y la práctica es que uno opta por devolver una pregunta, y el otro regala una certeza que luego le tendrá su costo. Es decir, hay quienes proponen el che vuoi?, otros, deciden ordenar al más puro estilo superyoico "hágalo" o "no lo haga" (según lo que opinen del aborto), y es allí es donde toca el limite esta "Psicosintesis": Se le dice al sujeto qué hacer con su problema, pero no lo que necesariamente pueda el sujeto hacer, sino lo que uno en lugar del sujeto haría, es decir, no trato con un sujeto, trato es con mi angustia puesta en el sujeto, a esto me refiero con la diferencia ética

     Estos ejemplos los propongo para articular una posible respuesta a tu pregunta: ¿Que se intenta enmascarar? La falta del sujeto, aquella cara de lo real que tanto angustia. Esta una de las tantas razones por las cuales el psicoanálisis propone una ética distinta a la del "librito y titulo universitario", en tanto estas son solo significantes que infatúan el yo del sujeto y engordan el síntoma como bien señalas. ¿Que sabe un Psicólogo, un Budista o un Coelho sobre la falta sino es buscar taponarla con palabras?  Esa es mi lectura, en cuanto el lugar del practicante cambia un saber por una verdad, o cuando ni siquiera sabe, sino que habla para no saber, a esto se refiere Lacan en el seminario XX cuando dice "Lo inconsciente es que el sujeto hablando, goza, y no quiere saber nada de eso" (Pag. 128)

     De esta notoria desfachatez, aquella en la cual el sujeto no es responsable salvo de pretender saber sobre el goce -titulo o libro mediante- nace la aclamada fama clínica por la cual un brujo sabe hacérsela igual de "bien" que un psicólogo, y ojo, fíjate bien que no critico el síntoma, por el contrario cuestiono es el lugar desde el cual un sujeto pretende hacer algo con su goce y sobre sus posibles consecuencias.

     A final de cuentas, sería mágico que un sujeto pueda realmente saber del goce como un universal, tal como lo pretenden muchos discursos que hacen "ecolalia" como dices. 

Saludos.
Manuel Alessandro Magnante
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Arte:
Pawla Kuczynskiego