Monday, May 2, 2022

Homenaje a la Secretaria del Analista.

 


       Si hay algo que siempre enseña la poesía es que el uso de las palabras tiene no solo una virtud, sino un privilegio porque permite elegir entre tanto, justo aquello que calza en el sentir para finalmente permitirnos ahondar y descubrir que nuestro mundo es una unión siempre por la vía de la palabra.

     No solo la poesía enseña eso, también podríamos decir que el psicoanálisis en tanto permite escuchar, leer, y comprender y actuar con ello. Es lo que en su momento se le conoce como el significante. 

     Por su propósito, y en virtud de este día, me permito una serie de líneas que tienen como fin dar testimonio del aprecio y gratitud de la secretaria, que en mi oficio es sin una mínima duda un pilar la práctica que excede lo imaginario de la erudición y pone a producir el saber. 

     Para mi, la secretaria debe tener ese nombre. No es un “personal administrativo”, porque yo pensaría: ¿administrar que? ¿Documentos? ¿Papeleos? ; Es secretaria, porque sin mas, ni menos, es quien guarda los secretos de la práctica entre el analista y el paciente, es quien da una opinión no desde el saber académico, sino desde un lugar otro que incluso escapa en sus momentos del analista, y que este, por si fuese poco, puede ahondar, con tan solo escucharle.  Y todo, desde una posición de “secretaría” Para actuar silentemente sin ser percibida. ¿No es incluso cruel como posición? Hasta sería digno pensarla como un segundo analista, porque desde el secreto también se interpreta.

     ¿Administra? Yo diría que gestiona, que elabora y que lee incluso más que el analista. Recuerdo que en una ocasión una paciente venía todo el tiempo con una puntualidad remarcable, incluso varios minutos antes de su hora, muy meticulosamente vestida, y casi que preparada, ensayada para hablar, sin embargo, a la hora que tenía sesión ya yo estaba hasta el hastío de pacientes y era siempre la hora en que yo deseaba una pausa, su fantasma era algo en el orden de “estar pendiente”. La secretaria dice a modo de chiste: Caramba, nunca falta una sesión y cuanto se arregla ¿no?

     ¡Esa lectura! ¡Estar pendiente! Esa lectura fue aquella que impulsó una intervención en serie, algo que yo omitía por solo pensar en escuchar, sin saber que con la misma mirada del Otro la histérica se prepara, también habla y deja mensajes y que sin eso, no hay análisis.

     En otra ocasión, tuve varios pacientes niños en un día, usualmente son los lunes que atiendo de esa manera, ¿porque? No lo he pensado, pero es interesante, lo cierto es que en una interpretación que hago, escando una sesión y colocó a la madre a hablar. Mi orientación, mi lectura apuntaba a ello: que hable la madre, frente a la función del padre para separar al hijo de la boca del cocodrilo.

     Mi secretaria pregunta: ¿te gusta más trabajar con adultos que con niños? Yo respondo: “Trabajar con adultos y con niños conduce siempre a trabajar con el Otro, salvedad que ese Otro en los niños está del otro lado de la puerta, mientras que en el adulto ya es una marca en el orden de lo que queda”. Una semana después, la madre del infante viene a sesión y me pide comenzar análisis. En el fondo, me sonrió y recuerdo aquella pregunta y me digo: Por mucho que lo “Lacanice” si, me gusta saber qué hay más trabajo con adultos, aunque sin los niños jamás aprendería cómo trabajar.

     En otra ocasión, un paciente obsesivo siempre asiste para quejarse, obvio, sin hacer aparecer su deseo. En una intervención apunta a que todo lo que hace, lo hace porque su amante se lo dice para que olvide a su mujer, de quien tuvo una reciente separación y de cuál siempre le aqueja un vacío en el pecho y hacer el Amor sin ganas, incluso sin erecciones. Yo le digo: no vengas a mi consulta hasta que te dé la real gana de venir porque quieres. Cierro sesión y le digo a mi secretaria: “no le llames la próxima semana, deja que el llame”; Pasaron 3 semanas y finalmente es el quien llama y pide retomar el análisis, lléga y dice: “no me importa lo que diga esa mujer, puede ser muy buena, pero yo quiero es a mi señora” ahí… también colocó la función de la secretaria .

     Mi secretaria también ajusta mis horarios, si un paciente falta, hace el corte, si hay una intervención que sugiero por la vía de la falta, se cancela o se espera en sala hasta que ello subvierta efecto. Y hay que saber soportarlo. Me parece una función que solo la astucia y picardía femenina sabría sostener y de la cual hay una enseñanza y una posibilidad de producir un saber.

     El mismísimo Lacan incluso articulaba con Gloria González sus intervenciones para la tenencia de los pacientes, gloria interpretaba, y estoy de acuerdo que así fuese. Habría solo que recordar aquel caso enigmático que hablaba de “la urgencia” y gloria todas las semanas respondía ante esa demanda de análisis “Llame la próxima semana, el doctor aún no dispone de espacio”, cuando Lacan finalmente atiende el teléfono, le pregunta con audacia y provocación: ¿es urgente?, la futura analizante responde desde lo inconsciente: “No, puede esperar”, entonces Lacan dice: “bueno, venga mañana entonces”.

     Para mi, en la época universitaria, diré sin mucho temor de la dimensión de mi testimonio, tuve mi secretaria, ella administraba, cuestionaba y trabajaba de la mano en todos mis proyectos, ¿que significa esto? Pues que de lo que hacía en secreto era de administrar, cuestionar y orientar el pasaje del goce, al deseo de trabajar la causa analítica, con sus preguntas, astucias, chistes y provocaciones convocaba en mi una suerte de curiosidad que solo era respondida con más preguntas. Incluso diría que hasta su función analítica guardaba desde el lugar del secreto.

     Por eso, en este día, tengo el privilegio de escribir y agradecer la función de saber que hacer con los secretos para así conducir a una práctica que no solo convoca la escucha, sino el encuentro inconmensurable de lo intersubjetivo. Desde lo Winnicottiano podría decir que la secretaria también enseña de “sostener, manejar y demostrar”.

     Felicito a mi gran equipo, y agradezco tan sublime función desde la cual la práctica (por lo menos para mi) no sería sostenida de la misma manera y que sin esa presencia, y esa astucia, una parte de mi saber, sería inútil por no tener con quien también confesarlo, existe el control de caso, pero también existe la secretaria.


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Manuel Alessandro Magnante
[ New York, 27 de Abril de 2022]
"HOMENAJE A LA  SECRETARIA DEL ANALISTA"
*Sin Edición

Arte - Igor Morski

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