Thursday, June 2, 2022

"Cuando de Lacan se hace una biblia"





     Existe un tipo clínico de resistencia hacia el psicoanálisis. paradójicamente no es una resistencia del paciente, pues el paciente solo se resiste ante su deseo y es por ello por lo que hay psicoanálisis, porque goza, por el contrario, parece que la resistencia es del Analista, quien en un intento de hacer vivo a sus autores (Y por ende fantasmas) termina por no poder analizar, sino intentar ser un científico que debe comprobar la hipótesis que dice Lacan. Si esto no es lo más cercano a la religión, la verdad, no se que se le parece entonces.

     Lo primero que pienso sobre ello es un dato que generalmente ocurre en mi practica: No todas las sesiones se pueden hacer análisis, de hecho, existen sesiones (Quizás hasta consecutivas) donde el sujeto viene a hablar de lo que sea, menos del síntoma, menos de lo que sabe (Y precisamente porque no quiere saber) ¿Y esto significa acaso que ello no es material de sesión? ¿No es esto también parte del “Holding” que debe hacer el analista? ¿No hay en ello algo de la Metáfora paterna donde hay que escuchar “al infante” solo para recordar que “papa sigue allí”? ¿Y el fort-da que nos dijo en Freud entonces? En contraste con ello, existen grupos de estudio donde se hablan de unas elucubraciones que hacen en sesión con sus analizantes que parecieses más ser ediciones para sorprender y hacer revivir algún seminario de Lacan, que hallazgos mismos de la práctica. Como para decir que la transferencia es siempre de trabajo (Lo cual no discuto, siempre se trabaja, con amor, odio e incluso indiferencia, pero no siempre se elabora de igual manera). Es decir, ¿En qué punto el psicoanálisis como teoría no es una resistencia misma del analista que se empeña en darle vida? Es tan disparatado como decir que Bugs Bunny existe en la vida real porque lo vi en la televisión.

     Muchas veces se habla de una manera performativa de la practica de tal manera que tiene incluso un toque no enigmático, sino carente de lo sublime que es el psicoanálisis. Yo particularmente no entiendo cuando dicen que “La intervención tiene que ser orientada hacia lo real, y por ello hay que agujerear, hacer corte” cuando precisamente lo real, es uno entre tres registros que hace nudo, y que incluso la practica misma orienta que esto es una praxis de lo simbólico (La palabra, el acto) hacia lo real (Aquello que se escamotea entre trauma y fantasma). ¿Qué se quiere decir con esto?

     O incluso en los grupos de estudio, que precisamente si son de estudio, es para discutir ideas, donde lo que se hace es leer religiosamente los seminarios con un semblante de organización y pulcritud clínica mediante el zoom con una biblioteca de trasfondo para solo decir “Si, Lacan y Miller dijeron esto, esto y aquello, y ¿Qué quiso decir al decir esto?” Si yo los colocase en un domingo en la iglesia, estoy seguro de que del discurso habría una misa.  ¿No es esto más harto imaginario que otra cosa?

     Yo concuerdo a partir de este hallazgo en decir que ciertamente las resistencias del psicoanálisis son aquellas mismas que el analista hace, y que quizás cuestionar a la escuela sobre ello es cuestionar una estructura, mientras que, por el contrario, habría es que cuestionar quienes hacen vida en la escuela que siempre hablan del “pase” pareciendo que incluso hay cosas que “dejan pasar bajo la mesa”.

     Recuerdo una anécdota a propósito de estas resistencias: Hace poco, un colega me envía un escrito por correo electrónico, era a propósito de un cambio en la transmisión, en el discurso de quienes son “Lacanianos”, es interesante que su propuesta apunta a diversos modos de transmisión, de lectura que divergen de la lectura de la escuela. A mí me pareció nutritivo, y concordante con lo que yo además comparto. Yo a cambio le comparto un texto que he elaborado en el transcurso de varios meses en el cual sostengo que ejercer el psicoanálisis siempre es un intento de poesía, donde cada uno es responsable de crearlo a partir de las dificultades que se presentan en la praxis y en los fracasos de esta. Bien, al día siguiente me llama, y hace un llamado de atención (tal cual padre del psicoanálisis) tildándome de ser arrogante en mi escrito por haberlo presentado en una universidad, explicar conceptos de forma arrogante, y citar unos casos que “son demasiados casos” para un texto, que con uno bastaba, pues la idea que doy no es clara.

 

Pregunto:

¿Soy arrogante en mi escrito o soy leído e interpretado de arrogante?

¿No es definir un concepto una aproximación que hace un autor para hacer entender su lectura?

¿Es que acaso Freud no citaba según varios casos, cuentos, ejemplos literarios en un solo texto?

 

     Aquí yo le respondí: "Quizás si yo fuese Lacan, ya a partir de mi texto, se habría creado un seminario de estudio por más de 20 años y un numero incesante de carteles para diseminar que fue lo que dije, si acaso lo dije, y en base a que lo dije. Pero primero debería estar muerto para que eso pase, porque estando vivo, nadie pregunta al autor, siempre lo critican"

      Me parece que este es el “Tipo clínico” que hay que analizar, pero sin Lacan, y quizás con “Mas huevos y menos biblia” cuando nos referimos a una nueva orientación del psicoanálisis, ¿Pero cual? Si al ya estar bautizado de Lacan, de Freud o algo más, ya están definiendo a su dios de estudios.

     Paradójicamente, por eso fue que Lacan disolvió la escuela, porque se dio cuenta que sus súbditos, porque así lo eran, quizás en su “pase”, se les “paso” algo de religiosa la cuestión.


Manuel Alessandro Magnante 
[ New York, 02 de Junio de 2022]
"De religiosos, a re-ligados a Lacan"